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Venezolanos: la pregunta que en el Aeropuerto de Miami podría llevarlos a la cárcel

  • Antonio Maria Delgado - El nuevo Herald
  • Aug 5, 2016
  • 5 min read

Foto: El nuevo Herald /


El empresario venezolano venía a comprar mercancía para reponer sus agotados inventarios y quizás asesorarse con un abogado sobre cómo emigrar a Estados Unidos. Pero lo que obtuvo al bajarse del avión fue un boleto para ir directo a la cárcel e ingresar en un laberinto legal del cual aún no logra salir pese haberle costado más de $15,000, que a duras penas sus familiares lograron reunir en Venezuela. ¿Su crimen? Haber respondido “sí” después de mucha insistencia por parte del funcionario en el Aeropuerto Internacional de Miami a la pregunta: “¿Tiene usted miedo de vivir en Venezuela”. La pregunta –a la que una mayoría de venezolanos, de ser honestos, respondería afirmativamente dada la alta criminalidad, la represión del régimen de Nicolás Maduro y la violencia política que impera en el país– es usada como una prueba de ácido por los oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) para tratar de identificar, a la puerta de entrada a Estados Unidos, quiénes de los pasajeros en la fila están contemplando pedir asilo político. El tema es que una solicitud de asilo manifestada ante las autoridades del CBP en el Aeropuerto conduce directamente a un centro de detención, para iniciar desde allí el trámite bajo condiciones muy precarias que frecuentemente aseguran su fracaso, explicó el abogado de inmigración Wilfredo Allen. “Si la persona llega al Aeropuerto y pide el asilo político, entonces da inicio a una cadena de eventos que le juegan en contra. Le van a detener, le va a mandar al Centro de Detención de Krome, o lo van a mandar a BTC [Broward Transitional Center]”, Allen Y desde esos centros de inmigración es muy difícil y costoso trabajar. El juez no tiene que otorgar derecho a fianza a los solicitantes y el número de entrevistas para demostrar la vital condición de “miedo creíble” para el solicitante pasa de dos a solo uno. Y la situación es particularmente difícil para los venezolanos recluidos en BTC, centro donde opera un juez de inmigración sumamente estricto, manifestaron abogados. El Nuevo Herald conversó con más de media docena de venezolanos que fueron arrestados este año en el Aeropuerto y trasladados a BTC tras admitir que tenían miedo en su país de origen. Parte de sus testimonios aparecerán en una segunda entrega a ser publicada la próxima semana. Algunos de ellos habían llegado a Estados Unidos con la idea de solicitar asilo político pero no todos. Varios de los consultados dijeron que tenían pensado pasar solo algunos días en Miami y terminaron regresando a Venezuela, tras pasar algunas semanas de cautiverio. Una pregunta que hay que responder con cautela El comerciante –quien conversó bajo condición de anonimato– dijo que su intención era regresar a Venezuela cuando llegó a Miami en marzo, y así se lo manifestó a las autoridades de CBP cuando fue interrogado, pero eso no les importó a los funcionarios. Había sido apartado desde que pasó a la primera taquilla de inmigración y esperó junto a otros venezolanos que se encontraban en la misma situación para ser entrevistados por otros agentes. El comerciante había despertado la curiosidad de los agentes porque les parecía que llevaba mucha ropa en su maleta y porque posteriormente habían encontrado pistas en su celular que lo identificaban como un simpatizante de la oposición venezolana. “‘Ah […], pero tú tienes problemas allá’, me dice el agente y yo le digo que no”, relató el comerciante en una entrevista telefónica. “El pregunta al rato, ‘¿pero tú tienes miedo de ir a tu país?’, y le vuelvo a decir que no. Continúa la entrevista y después de otro rato insiste con la pregunta, y le digo que en realidad miedo tienen todos los venezolanos al estar en Venezuela. Y él sigue revisando, y vuelve a preguntar, ‘¿pero tu tienes miedo de ir a tu país?’, y yo le digo, sí que realmente todos los venezolanos vivimos con miedo. Ahí dice, ‘ya, no hables más’, empezó a escribir en una cuestión allí, prendió una luz roja, y a los pocos minutos llegaron dos oficiales”, narró. Con la admisión el empresario fue catalogado como un solicitante de asilo político, situación que lo colocó bajo automática custodia de inmigración. El comerciante, quien semanas después terminó pagando de su bolsillo una fianza de $15,000 para salir de BTC, desconocía las repercusiones de su respuesta y no sospechaba que al día siguiente sería esposado y trasladado como un delincuente a un centro de detención. Todas las personas consultadas reportaron que se les preguntó insistentemente en el Aeropuerto si tenían miedo de vivir en Venezuela y que la entrevista terminó poco después de haber admitido que sí. A algunos de ellos se les dio la opción de ser colocados en un avión de vuelta a Venezuela, o a ser enviados a un centro de detención para tramitar el asilo político. La mayoría de los consultados dijeron que en el Aeropuerto les habían informado incorrectamente que el proceso tomaría solo tres o cuatro días y que luego saldrían en libertad. La pregunta es una de las tantas formuladas por los funcionarios de CBP en un intento por tratar de detectar aquellos viajeros que piensan quedarse más tiempo del legalmente previsto en Estados Unidos. El ex agente de ICE, Tobías Roche, explicó que esa es una de las funciones principales de los agentes en el Aeropuerto, además de detectar quiénes traen más dinero del debido o quiénes tratan de contrabandear productos o drogas a Estados Unidos. “Tener una visa no es una garantía de que te van a dejar entrar. El ingreso está bajo total discreción de las autoridades en el Aeropuerto”, advirtió Roche. Algunos de los venezolanos consultados dijeron haber sentido durante su período de custodia que a ellos se les seleccionó indebidamente, pero funcionarios del Aeropuerto desestimaron esa opinión. “No hay una política especial concerniente a los venezolanos”, dijo una fuente de CBP, que habló bajo condición de anonimato. Detención y fianza Los venezolanos que desean solicitar el asilo político cuentan con mayores probabilidades de éxito si lo hacen en libertad, una vez que ingresan a Estados Unidos, en parte porque tienen mejores probabilidades de contactar a un buen abogado que les represente y estar en libertad de recaudar las pruebas que van a necesitar para los trámites. Allen explicó que una vez que se encuentran dentro del país, la persona tiene hasta un año para presentar su solicitud. El trámite emprendido bajo custodia también suele ser muy costoso. Y para salir, los reclusos se ven obligados a pagar una elevada fianza, que en muchos casos ronda en el orden de los $15,000 pagados por el comerciante. Pero ese monto podría ser mayor, dijo la abogada Alejandra Roa. “Escuché recientemente de un caso donde un oficial le impuso a una muchacha una fianza de $15,000 y ella apeló esa decisión al juez, quien se la modificó por una finanza de $30,000”, dijo Roa, al resaltar la gran discrecionalidad que tienen los jueces y los funcionarios en los casos de inmigración. Una vez afuera, los reclusos son obligados a usar un grillete electrónico, servicio que deben pagar de su propio bolsillo.

 
 
 

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